Si un partido de 90 minutos es largo para algunos y les cuesta digerir un tiempo extra cuando tienen que jugarlo, es mejor que no vean un partido en esta Copa del Mundo. Es habitual que la FIFA le dé una vuelta al reglamento cada vez que llega un Mundial y se fije en algo concreto para sacarle el máximo partido. Esta vez han sido veces añadidas.
En los primeros cinco juegos del torneo se sumaron 86 minutos en total, casi un encuentro completo demasiados. Está claro que los árbitros tienen la consigna de que en este Mundial no se pierde tiempo y que, si se hace, está más que recuperado.
La FIFA pretende acabar con la pérdida de tiempo y que el tiempo efectivo de los partidos se reduzca cada vez más. Ha habido partidos en los que se han jugado menos de 40 minutos de los 90 que deberían haberse jugado, pero la nueva medida es demasiado lenta. Incluso se propuso poner un reloj para cronometrar cada interrupciónpero el máximo organismo del fútbol ha preferido instar a los árbitros a sumar mucho más.
Por lo general, solo se agregó debido a cambios, lesiones o largas interrupciones en el juego, pero ahora los árbitros tienen que cuenta el tiempo que se pierde hasta en la celebración de los goles. Tampoco importa que el partido vaya 6-2, como ocurrió en el debut de Inglaterra.
También habrá que añadir si se usa el VAR, como es lógico, pero medir el tiempo que se tarda en ejecutar un penalti, cuando se sacan las tarjetas o por las protestas, ya está fuera de lo normal. El presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA, Pierluigi ColinaYa avisó que en Qatar serían más estrictos, incluso más de lo que lo habían sido durante el Mundial de Rusia 2018. Nadie pensó que llegarían a este punto.
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